Ghana es un país costero ubicado al oeste de África, limitando con Costa de Marfil, Burkina Faso y Togo. Su excelente ubicación geográfica jugó un rol esencial en el comercio del oro, lo que hizo que Ghana también sea conocida como “La Costa del Oro”. Hoy, el sector agrícola es el más representativo del país con un 14% del PBI.
Hace algunas semanas, participé en un proyecto de cooperación en un centro formado por una escuela y un orfanato en la parte este del país. El centro fue construido en el año 2000, aproximadamente, y desde entonces, ha hecho que las vidas de muchos niños en las áreas cercanas sean más fáciles. Actualmente, es el hogar de alrededor de 50 niños y ofrece educación académica a los pequeños de los pueblos vecinos.
El orfanato acoge a niños que se consideran huérfanos por diferentes razones: algunos no tienen familiares vivos, otros los tienen, pero no pueden vivir con ellos, normalmente, debido a los bajos ingresos. Así, todos los habitantes del orfanato forman una familia. Entre ellos se consideran hermanos y muchos utilizan el apellido de la fundadora del centro.
La supervivencia del centro no está garantizada. Su construcción fue posible debido a una generosa donación y su actividad, desde entonces, depende en gran medida de las donaciones privadas: en la zona no llegan grandes ONGs ni ayudas gubernamentales y por eso dependen de particulares.
Un curso clave para el futuro de los estudiantes es la informática. Después de entender la estructura del sistema educativo un poco más, identificamos que los estudiantes no tenían acceso a una formación práctica, sino que se basaba todo en libros y capturas de pantalla. De aquí surgió una idea: en Clariba, debido a nuestra línea de trabajo, nuestros consultores necesitan los últimos modelos de ordenadores portátiles. Esto significa que tenemos dispositivos que no son lo suficientemente potentes para nosotros, pero que ciertamente son de gran uso para una actividad diaria normal. ¿Por qué no darles a estos portátiles una segunda vida en Ghana y colaborar en la educación del centro?
Con más de 100 estudiantes distribuidos en primaria y secundaria básica, decidí que el mejor acercamiento sería el de “formar formadores”. Como consultor, esto es lo que hacemos por nuestros clientes así que, ¿por qué no aplicarlo en esta escuela? Por ello, las clases de informática se enseñaron a los estudiantes de secundaria para que luego estos pudieran ser los profesores de sus compañeros en los niveles inferiores.
De esta forma, transformamos el conocimiento que era exclusivo de una sola persona en conocimiento compartido que puede ser extendido fácilmente. Además, los estudiantes asumen la responsabilidad de aprender, enseñar y mejorar sus habilidades al mismo tiempo. Gracias a esta iniciativa ahora los jóvenes estudiantes reciben una formación práctica que les ayuda a poder aspirar a más oportunidades y conocimiento.
Para mí y para el equipo entero de Clariba que ha colaborado en esta iniciativa, ha sido un placer poder ayudar con el progreso de esta región ya que la educación es garantía de un futuro mejor.
Si estáis interesados en conocer más detalles sobre la iniciativa o en viajar allí, ¡escribidnos!
Daniel Sagrera